El proyecto de ático de concepto abierto en Berlín presenta un techo de cuatro aguas que le da a la fachada un aspecto distintivo. El objetivo era crear un espacio contemporáneo y acogedor en el corazón de la ciudad, conectando la cocina, la sala y el comedor para fomentar la interacción y el flujo entre ellos. Un banco que corre a lo largo de la fachada sirve como espacio adicional para sentarse, almacenar y exhibir artículos decorativos o libros. Las formas orgánicas del mobiliario, como las mesas curvas y la iluminación tenue, complementan las paredes rectilíneas y la fachada, mientras que los materiales naturales como la madera y la piedra aportan calidez y textura. El ático se beneficia de abundante luz natural, con grandes ventanales y lucernarios que inundan de luz el espacio. Se evitaron los obstáculos que bloqueaban la luz y la intensidad de la luz se puede ajustar con cortinas de luz.